CICLO DE POLÍTICA INTERNACIONAL

LA POLÍTICA EXTERIOR CHINA EN LA NUEVA ERA

Huang Yazhong, Ministro Consejero de la embajada de la República Popular China, participa en el Ciclo de Política Internacional

“El exterior de China es un reflejo de su interior”.

Desplazándonos hacia Oriente, continúa el ciclo de política internacional con la intervención de Huang Yazhong, Ministro Consejero de la Embajada de la República Popular China, quien asistió acompañado por Li Liang, Segundo Secretario de la Sección Política de la Embajada. Funcionario de carrera natural de Beijing, el Sr. Huang cuenta con una dilatada trayectoria profesional desarrollada eminentemente en el ámbito hispanohablante con misiones diplomáticas en Guinea Ecuatorial, Venezuela, Uruguay, Cuba, Bolivia y España; además de ocupar distintos puestos en la Dirección General de América Latina del Ministerio de Relaciones Exteriores.

De su brillante exposición resulta interesante expresar literalmente alguna de sus manifestaciones.

“Este año conmemoramos el cuarenta aniversario del inicio del proceso de reforma económica, cuatro décadas que han supuesto para mi país una tasa de crecimiento anual media del 9,6 %, elevando su PIB hasta el segundo puesto del ranking mundial, con una cifra aproximada por valor del 15% del total global. China posee alrededor del siete por ciento de la superficie cultivable de la Tierra, un cuarto de toda la producción industrial y es el primer socio comercial para unos 130 países del mundo con 115 compañías que figuran en el Top 500 global. Asimismo cuenta con un potente sector en emprendimiento e innovación, creándose unas quince mil empresas nuevas cada día. En infraestructuras también hay una gran inversión, gastándose cada medio año una cantidad más o menos equivalente a la que el Presidente Trump ha propuesto invertir en su país durante los próximos diez. En conjunto, estas cifras son excepcionales y las predicciones apuntan a que este gran crecimiento tenderá a desacelerarse en los próximos años. Esta situación la denominamos “nueva normalidad” y, si hasta el momento nos hemos centrado en la cantidad, en esta nueva etapa pensamos desarrollar la calidad. Asimismo somos consciente de que hemos de mejorar en el cuidado del medio ambiente y la seguridad interior. Esta hoja de ruta para el futuro ha sido abordada en el reciente XIX Congreso Nacional del Partido Comunista, cuya idea es la de culminar la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada y la de transformar China, sobre la base de la materialización fundamental de su modernización, en un poderoso país socialista moderno, próspero, democrático, civilizado, armonioso y hermoso.

Centrándonos ahora en el exterior, nuestra visión es la de un mundo multipolar en desarrollo que busca paz y progreso, y en el cual las nuevas tecnologías juegan un papel clave. Entendemos que esta situación es irreversible y el propio Presidente Xi Jinping a expresado que China desea enarbolar la bandera de la paz y el desarrollo, estrechando los lazos de solidaridad y coexistencia pacífica en un entorno favorable para un marco ganar-ganar. En este sentido, la primera de nuestras propuestas dentro de este orden mundial es la de considerar la comunidad de destino de la humanidad, superando la dialéctica de vencedores y vencidos.

China no busca una política de fuerza ni rivalidad como la de la Guerra Fría, creemos que los conflictos deben solucionarse mediante el diálogo cordial. Nuestra segunda propuesta gira entorno a las nuevas relaciones internacionales, que creemos deben basarse en el respeto mutuo, la equidad y la justicia, la cooperación y el ganar-ganar . China quiere una política exterior pacífica, pero respetando la independencia en sus decisiones. No vamos a iniciar una guerra ni una carrera armamentística, nuestro pensamiento está muy influenciado por Confucio, si bien sí creemos necesaria una adecuada política de defensa; nosotros gastamos en esta materia el 1,3 % del PIB, EE.UU. invierte entorno al 4 %. Por supuesto, somos conscientes de que nosotros no podemos conseguirlo todo solos y por tanto es necesario favorecer la cooperación y la apertura de relaciones, sobre todo con EE.UU., la Unión Europea y Rusia. Desde nuestro punto de vista, la relación con EE.UU. es central.

China confía fervientemente en poder evitar la trampa del argumento de Tucídides según el cual cada surgimiento de una nueva potencia desencadena un conflicto. En el mundo de hoy no es posible perjudicar a los demás sin ocasionarse daño a uno mismo y EE.UU. es nuestro mayor socio comercial, aunque por zona lo es la Unión Europea. Con ambos buscamos una complementariedad económica no una competencia desleal. En relación a nuestros vecinos asiáticos, con ellos compartimos unos 22.000 km de frontera terrestre y alrededor de 32.000 km de costa y deseamos encontrar puntos comunes para conseguir un beneficio mutuo desde una actitud sincera y amistosa. No deseamos una política agresiva ni expansiva frente a nuestros vecinos, mi país es tolerante con todas las religiones, etnias y sistemas políticos. Finalmente, en un tercer nivel, también buscamos una cooperación conjunta con otros socios tales como con los BRICS, África, América Latina y el mundo árabe. En suma, en la ONU defendemos un modelo de diplomacia multilateral.

Asimismo, me gustaría comentar que mi país tiene una posición definida sobre varios aspectos de la actualidad internacional. En relación al cambio climático, hemos comenzado a tomar medidas para disminuirlo. En París llegamos al compromiso de que para 2030 -o antes de ese año-, alcanzaríamos nuestro máximo de emisión de combustible fósil mediante el desarrollo de las energías limpias. En cuanto al libre comercio, consideramos que es algo fundamental y precisamente por ello tenemos firmados quince acuerdos, que cubren  veintitrés países y regiones. En este sentido, trabajamos en tres direcciones: el FTAAP (Free Trade Area of the Asia-Pacific), la RCEP (Regional Comprehensive Economics Partnership) y, por supuesto, en la iniciativa de la Franja y la Ruta (One Belt One Road Initiative), algo que está potenciando nuestro Presidente con cooperaciones infraestructurales y productivas, entre ellas incluye una unión ferroviaria entre China y Madrid en un viaje de solo quince días.


En conclusión, China es una gran oportunidad. En cinco años planeamos importar mercancías por 8 billones de dólares, recibir 600.000 millones de inversiones extranjeras e invertir 750 millones al exterior. Además, a nivel turístico también estamos avanzando mucho. China es la fábrica y el mercado del mundo. China interesa al mundo y el mundo interesa a China. China es una locomotora de la economía mundial, que contribuye un tercio del crecimiento económico global, y en España esperamos encontrar un socio con quien poder beneficiarnos mutuamente”.

Tras esta interesante ponencia marco, José Carlos García de Quevedo, director ejecutivo de Invest in Spain ICEX, abrió el turno de intervenciones exponiendo como China ha sido y es un socio prioritario para los distintos gobiernos españoles. “España tienen en la Nueva Ruta de la Seda -One Belt One Road Initiative- una oportunidad estratégica clave, además somos miembros del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y punteros en infraestructuras. En Asia se está captando negocio y en este sentido el tren que nos conecta con China reduce un tercio el tiempo de viaje frente al transporte marítimo. Además plataformas como Alibaba están en expansión y España es ya el segundo país del mundo que más compra en China por e-comerce. Frente a otros países europeos, nosotros somos más abiertos. ¿Cuál es la visión de la parte China a este respecto?” En respuesta, Huang Yazhong expuso como “actualmente, hay un flujo asimétrico de viajes. La dificultad estratégica está en traer los trenes cargados en su viaje de vuelta a China. Conviene señalar que, en ambos sentidos, hay algunas dificultades logísticas como el cambio de ancho de vía, que hay que efectuar por tres veces, además de las bajas temperaturas del invierno siberiano. Esto implica algunos sobrecostes, pero, con todo, ya hay compañías que lo usan como por ejemplo Inditex. En España vemos además un buen socio para determinadas áreas como por ejemplo América Latina, de la cual son ustedes los mejores conocedores de la región”.

Interpelado por el sistema comunista, Huang Yazhong matizó que “lo primero es conceptualizar qué entendemos por comunismo, porque hay muchos matices. Nosotros vemos esto en desarrollo científico: Marx, Lenin, Mao… hasta las últimas aportaciones del socialismo con peculiaridades chinas de la Nueva Era. Cada época añade algo y mediante esto el comunismo se renueva. En fechas recientes hemos celebrado un diálogo entre el Partido Comunista chino (que cuenta con 89 millones de afiliados) y el resto de partidos del mundo (Primer Diálogo de Alto Nivel entre el Partido Comunista de China y Partidos Políticos del Mundo). Nuestra intención no es la de exportar ni ideología ni un modelo de desarrollo. No queremos un contexto internacional como el de la Guerra Fría, pero tampoco creemos adecuado aceptar imposiciones”.

Reorientando la conversación intervino Enrique Cortés, quien se interesó por el futuro de China y su posible convergencia hacia valores democráticos de corte occidental. Respondiendo a la cuestión, el Sr. Huang recordó que “en mis tiempos de estudiante, muchos pensábamos que esto iba a ocurrir. Francis Fukuyama, en su libro de “Fin de la Historia”, describió el sistema occidental como perfecto. Sin embargo, hoy tenemos otra visión. Si pensamos en lo que ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, sí que es cierto que la absoluta mayoría de los países en vías de desarrollo han seguido esta trayectoria pero ¿cuántos se han convertido en países desarrollados realmente gracias a la democracia occidental? Desde nuestro punto de vista, muy pocos, pues muchos de los que actualmente son países punteros también lo eran antes. La democracia occidental no es la única solución para todo, pensemos por ejemplo en ciertas fracturas políticas… Votar solo soluciona temas pequeños, los grandes asuntos son otra cosa. La democracia en China se basa en que la mayoría se acepta, respetando a las minorías. En este sentido, el sistema político chino ha sido, y es, susceptible de reformas, si bien nosotros no pensamos que adoptar modelos externos vaya necesariamente a ayudarnos. El sistema jurídico y el estado de derecho no se implantan de un día para otro y, por supuesto, en mi país hay representación política y estructuras participativas. Por comparación con el suyo, nuestro modelo, además de votación, también es consultivo, sobre todo en las élites. Además, la realidad es que sin democracia no hay ganas de trabajar ni de prosperar y, tristemente, muchas veces la información que aparece recogida sobre China está distorsionada. Históricamente en mi país ya se han ensayado tanto las ideas de la democracia occidental, por Sun Yat-set, como las de la economía planificada de estilo soviético. Ninguna fue exitosa y por ello nuestra conclusión es que es mejor buscar nuestro propio camino”.

Dando paso a otros temas de actualidad, e interpelado por las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwan. “hay que considerar que en el conjunto del país hay 56 etnias, de las cuales la mayoritaria es la han, cosa que también ocurre en la isla de Taiwan, que como tal nunca ha sido independiente. La situación actual solo se explica fruto de la casualidad histórica derivada de la guerra civil. El gobierno de Beijing apuesta por el diálogo, y pensamos que la fórmula que se usó en Hong Kong, un país dos sistemas, puede funcionar también en este escenario. En fechas recientes hemos firmado algunos acuerdos y en líneas generales las posturas se han acercado bastante durante los últimos años cuando ha gobernado en la isla el Partido Kuomintang. Nosotros defendemos firmemente la idea de una sola China, no queremos secesiones y precisamente para evitarlas nuestro parlamente aprobó una ley antisecesionismo en 2005”.

Por su parte, Álvaro de Simón aludió a Corea del Norte y la seguridad, contestando Huang Yazhong que “la proliferación nuclear es un error, si bien China cree en el diálogo y no desea una intervención militar. Una guerra tendría un alto precio económico y humano”. Interpelado por el sistema de video-vigilancia que están implantando algunas ciudades del Gigante Asiático y la aparente discriminación que sufren ciertos sectores de la población, se explicó como “en China no existe ni ha existido ningún sistema de control orwelliano de los ciudadanos. Por ejemplo, para el acceso a la universidad solo se mira la nota, y nada más. Y, sobre la discriminación de los habitantes del campo frente a la ciudad, es algo absolutamente falso. En el interior hay total libertad de movimientos, baste citar que hay anualmente miles de millones de turistas domésticos, que viajan con libertad, y que cientos de millones de campesinos del interior vienen a trabajar en las ciudades costeras, todo ello desmiente cualquier falta de libertad. No obstante, sí que es verdad que determinados servicios de titularidad municipal puede que no estén accesibles para los no empadronados allí. Así ha sido con la seguridad social hasta hace poco, pero esto ya lo ha reformado el gobierno central”.

Cambiando de tema, José Manuel Varela recordó como el escudo del San Pablo fue diseñado por un colegial de origen chino. Preguntando por los católicos en China, el Sr. Huang respondió que “por sus características históricas y culturales, en mi país conviven 56 etnias y casi todas la religiones del mundo: budistas, taoístas, musulmanes y cristianos, entre otros. La mayoría de las docenas de millones de cristianos en China son protestantes. Tradicionalmente siempre ha habido una convivencia pacífica. En China no hay ningún problema con la religión, pero no se permite ni hacer proselitismo ni obligar a nadie a cambiar de creencias”.

En un tono más cultural, Cristóbal Rodríguez se interesó por la influencia china en el exterior además de por alguna recomendación literaria. En este sentido “China es la única civilización contemporánea que se puede considerar heredera directa de una tradición milenaria en una misma línea. Históricamente mi pueblo ha sido permeable a las influencias externas, como por ejemplo con el budismo. Por ello precisamente somos un país muy diverso y esto es una riqueza. En el exterior promovemos el conocimiento de nuestras tradiciones e idioma y, como dato, mencionaré que a día de hoy unos 40.000 españoles estudian chino. En relación a una obra literaria… dar una recomendación única no es tan fácil. No hay ningún libro que pueda representarlo todo y por ello si tuviera que decantarme por algo diría “Espejo rico del claro corazón”, una recopilación de textos antiguos o de las enseñanzas de los filósofos chinos más destacados traducido por el jesuista español Fray Juan Cobo en siglo XVI.

Entre otras, estas fueron algunas de las cuestiones que se suscitaron en el transcurso de una agradable velada que despedimos con unas palabras de Andrés Contreras, presidente del Foro Mayor, y de David Rojo, coordinador del Ciclo de Política Internacional, quienes agradecieron al invitado su amabilidad y cercanía; además de destacar el perfecto español en el que el Sr. Huang se expreso en todo momento. Una copa de licor wuliangye cerró la noche, brindando por la amistad chino-española.