ENCUENTROS PAULINOS

Entrevista con Juan García-Gallardo Frings

Por Aitor y Xabier Errasti Martínez de Antoñana

«Todo lo que estimula el Colegio va dirigido a hacer buenas personas y bien preparadas»

En 2015, cuando iniciamos estos Encuentros Paulinos lo hicimos con el propósito de mantener conversaciones distendidas con paulinos ilustres, que nos permitieran alejarnos de la actualidad y de los conflictos cotidianos, poner distancias para mirar el pasado y, con un cierto grado de atemporalidad, intentar comprender el presente. Sin interferencias, cada uno desde sus valores, desde sus vivencias y circunstancias. Decíamos entonces que tratábamos de compartir experiencias y emociones con personas que, teniendo en común su paso por el Colegio Mayor San Pablo, han asumido responsabilidades y compromisos relevantes en su vida profesional o social. Buscábamos ejemplos del ideal de colegial con el que soñaban los fundadores del Mayor, estudiantes brillantes que desempeñan importantes responsabilidades directivas, en el ámbito público o privado.

La mayoría de los encuentros los hemos mantenido con personas de dilatada y destacada trayectoria profesional y, solo en alguna ocasión hemos compartido el encuentro con compañeros nuestros, bien por la singularidad de sus perfiles o por su trayectoria humana y profesional. Nuestro invitado de hoy es también compañero de Colegio y, en estos momentos, ha alcanzado una notoriedad en el ámbito político que, pensamos, merece la pena compartir en estos encuentros. Nos reunimos con él en una semana en la que todos los medios de comunicación se hacen eco de la polémica surgida con motivo de las medidas anunciadas por el Vicepresidente de la Junta de Castilla y León para el fomento de la natalidad. Y, precisamente, nuestro amigo Juan García-Gallardo Frings es ese Vicepresidente que está en el foco de la noticia.

Frings, su segundo apellido, de origen alemán, se convirtió en su marca personal en el Colegio. Con él hemos compartido muchas vivencias y conocemos su capacidad y compromiso en todo lo que se propone. Ya en su etapa colegial destacaba por sus iniciativas e impulsaba actividades formativas y culturales. Destacaba por ser un buen estudiante, por su oratoria, por su presencia distinguida, cuidaba hasta los más mínimos detalles de su atuendo, y por su capacidad de liderazgo. Formó parte del equipo directivo, del equipo de rugby o del club de debate.

En este sentido no nos sorprendió su paso a la política, pero sí su decisión al elegir una opción tan difícil y cuestionada. Entendemos que ahora para él los momentos tormentosos se suceden, y es para nosotros un privilegio poder conversar tranquilamente sobre sus compromisos y aspiraciones y escuchar, de primera mano, sus primeras experiencias en la política.

Nos citamos en el Colegio en una soleada mañana de enero. Pronto se evidencia que levanta pasiones entre sus seguidores, muchas personas se acercan a mostrarle su apoyo y a pedirle fotografías. No deja a nadie indiferente.

El Director Adjunto del Colegio, José Manuel Varela, ha dispuesto para la ocasión el Seminario José María Sánchez-Ventura, que acoge recuerdos personales y profesionales de este paulino que fue Ministro de Justicia. Gesto que, pudiendo ser premonitorio, pretende homenajearle en la semana en la que el Ministerio de Justicia ha hecho pública la retirada de su retrato de la sede del Ministerio en la calle San Bernardo.

Tras los saludos de rigor, pasamos a recordar aquella primera impresión que sentimos cuando llegamos al Colegio.

Recuerdo del encuentro mantenido entre Juan García-Gallardo y los hermanos Errasti en la recepción del Colegio

¿Qué te ha aportado el Colegio Mayor en tu trayectoria profesional y vital? ¿Qué destacarías del Juan García Gallardo que, en 2009 vino a Madrid y se convirtió en Frings?

Recuerdo venir a conocer el San Pablo en la primavera de 2009 por recomendación de mis hermanas, colegialas del Santa Mónica. No tenía ninguna idea preconcebida y quedé impresionado con su imponente fachada y ubicación, que lanza ya un mensaje de lo que uno se va a encontrar dentro: grandeza. Durante cinco años el Colegio lo fue todo para mí. Yo llegué a ser alcalde de pasillo, mi primera experiencia política. También fui decano, fruto de mi participación en todo tipo de actividades y mi buena relación con los compañeros. Lo viví como un reconocimiento a mi vínculo con el Colegio. Siento que las comidas de dirección de los jueves fueron el precedente que me han preparado para los Consejos de Gobierno de Castilla y León. Jugué al rugby, inauguramos el equipo de debate, con el que ganamos el Torneo Universitario de Debate de la Comunidad de Madrid, representamos obras de teatro con el Santa Mónica. El San Pablo ha sido imprescindible tanto en mi formación personal como en mi devenir vital; he hecho grandísimos amigos que conservo, como vosotros.

El Colegio también influyó decisivamente en la determinación de mis valores y en mi inquietud política. Es cierto que desde que era un bebé, en mi familia me llamaban Castelar, por un gesto característico que hacía con el dedo en la cuna, que a mi abuelo le recordaba a Emilio Castelar. Siempre he sido abogado de las causas perdidas y me ha gustado pelear por lo que creo. Esa inquietud fue reforzada en el San Pablo. Ahora estamos a pocos metros de la sala de lectura anexa a la biblioteca, en donde nos escabullíamos con la intención de descansar, y donde surgían debates de gran altura política y gran profundidad filosófica y antropológica. Haber estudiado en un ambiente intelectual como este, de grandes retos, ideas y propósitos, ha sido determinante. En el Colegio viví el ascenso de Rajoy al poder, que celebré con gran ilusión, ya que la experiencia de gobierno del PSOE había sido catastrófica, pero también viví la decepción con el Gobierno de Rajoy. Viví el 15M, con el que ciertamente no comulgaba demasiado, pero aquella indignación sí que me despertó inquietud. Todos estos hechos y las conversaciones y lecturas que aquí se propiciaban han marcado mi formación y han reforzado mi inquietud política.

Equipo directivo del que formó parte Juan García-Gallardo

Háblanos de tu entrada en política. ¿Cómo fueron las circunstancias concretas? ¿Hiciste una valoración de las ventajas e inconvenientes que la decisión iba a tener en tu vida? ¿Qué objetivos fundamentan tu entrada en política y qué aspiraciones personales tienes?

Mi vocación ha sido siembre ser abogado, siguiendo el legado de mi abuelo, de mi padre, de muchos tíos y de mis hermanas. De hecho, mi propósito en la vida siempre ha sido emular a mi padre, ser como él. Al finalizar la carrera hice prácticas en la oficina madrileña de un despacho inglés, promocioné un par de veces y ejercí como abogado junior. La experiencia estaba siendo muy positiva, pero como mi objetivo era continuar la trayectoria profesional de mi padre, tras una conversación con él, en el verano de 2016, decidí irme a trabajar al despacho familiar. Establecimos un plan de negocio a medio plazo, que incluía la apertura de una oficina en Madrid, como apoyo a la principal que tiene su sede en Burgos. Cuando entré ya se trabajaba en grandes asuntos, pero juntos conseguimos ir un paso más allá, y subir un peldaño más el nivel del despacho. Afronté grandes retos profesionales, que se vieron recompensados por el premio que recibí en 2021, del Colegio de Abogados de Madrid, por una sentencia pionera que dictó la Audiencia Provincial de Burgos en un pleito en el que intervine como abogado en materia de seguros y responsabilidad civil. Pero mi inquietud política y mi vocación de servicio público seguían vivas. Recuerdo haber acudido al mitin de fin de campaña de VOX en las elecciones europeas de 2014. Había votado al PP en 2011, sabiendo que no era lo ideal pero sí la mejor alternativa. Pronto se vieron frustradas mis expectativas y supe que había dejado de ser mi opción política.

Cuando surgió VOX yo tuve claro, en gran parte por las personas que lo integraban, que sería mi opción. Sin embargo, no me quería afiliar, ya que nunca me han gustado las juventudes de los partidos; yo ponía mi granito de arena votando, haciendo proselitismo político en mi entorno, tratando de influir, hablando y haciendo publicaciones en mis redes sociales. Algunas de ellas han sido luego sacadas de contexto. Y hubo un acontecimiento político que precipitó mi entrada en política, la declaración de los sucesivos estados de alarma durante la pandemia de COVID-19 que, como todos sabemos han sido declarados inconstitucionales. Comprobar que solamente VOX defendió con coherencia el orden jurídico-constitucional me llevó a unirme activamente a su proyecto político. En ese momento no entraba en mis planes incorporarme a la política activa, pero tras el adelanto electoral en Castilla y León el partido me convocó a una entrevista con el presidente, tuvimos muy buen feeling y el Comité Ejecutivo Nacional me ofreció ser candidato a la presidencia de la Junta.

Aún a riesgo de aparentar ser consultor estratégico, lo cierto es que me hice un análisis DAFO, que aún conservo, con las consecuencias que, ya intuía, iba a tener el paso que daba. Y sí, di en el clavo, sabía que tenía muchísimo que perder y que mi prestigio, por lo menos en el corto plazo, iba a quedar muy en entredicho, porque tenemos muchos detractores. Sabía que iba a perder en calidad de vida y en retribución, y que a nivel personal iba a suponer un coste. Pero también he de reconocer que estoy conociendo personas, visitando lugares y teniendo experiencias que de otro modo hubiera sido imposible. Por tanto, si tuviera que hacer balance a día de hoy, sin duda sería positivo. Todo está sucediendo más o menos como imaginaba, aunque hasta que no sufres ciertas situaciones, es imposible anticiparlas.

Acto de entrega de una beca para estudios internacionales concedida a Juan García-Gallardo por la Universidad CEU San Pablo.

Qué retos te has propuesto que puedas compartir con nosotros, y que compensen la situación que vives.

Mi objetivo es propiciar cambios para España. Presiento que estamos iniciando un cambio de rumbo desde Castilla y León. Nuestro principal problema es el invierno demográfico, tenemos una sociedad muy envejecida y tasas de natalidad por los suelos, con jóvenes buscando sus oportunidades fuera de nuestro territorio. Para mí supondría una gran satisfacción que nuestra acción de gobierno sirva para revertir esa tendencia. Y si además esto supone un punto de inflexión en España, en virtud del cual la derecha pueda dejar de pedir permiso a la izquierda para llevar la vanguardia y la iniciativa política, quedaría muy satisfecho. Tenemos que superar esa maniquea oposición izquierda-derecha. Me gustaría estar en política mientras perciba que tengo capacidad para cambiar algunas cosas; el día que sienta que mi participación en política no tiene ningún efecto volveré a ejercer mi profesión, la abogacía.

Me gustaría dejar alguna huella, alguna transformación concreta y, desde luego, ser Vicepresidente de la Junta de Castilla y León y el primer político de VOX en ostentar un cargo ejecutivo, es significativo, pero yo trabajo para conseguir objetivos, para mejorar la vida de las personas, ese es mi leitmotiv.

Destacas como uno de los principales problemas la despoblación y las consecuencias que conlleva. ¿Tienes un análisis sobre las características de este fenómeno y un planteamiento o una estrategia para abordarlo?

A pesar de ser una tendencia global, en España hay una tendencia clara de concentración en las zonas de costa y algunas grandes ciudades, y creo que es reversible. Es verdad que si este problema se aborda desde una perspectiva meramente política (fiscalidad, infraestructuras, etc.), fracasará. La tarea pendiente está en el ámbito cultural: hay que reivindicar las posibilidades y el estilo de vida que tiene una tierra como Castilla y León, las bondades de la vida rural y su calidad de vida. La extraordinaria oferta educativa, con la Universidad de Salamanca, la más antigua de España de las que aún siguen abiertas. Pero ello ha de ir acompañado de una voluntad política clara y ambiciosa en todos los órdenes, no como lo ha sido hasta ahora.

La fiscalidad y las infraestructuras son importantes, pero como anécdota puedo contar que, en un congreso de despoblación europeo, cuando le conté al alcalde de una ciudad centroeuropea las grandes infraestructuras que unían a Castilla y León con Madrid, éste me dijo que eso era una fantástica medida para Madrid. A mí me parece una manera muy pesimista de observar la situación. Unas buenas infraestructuras también pueden ayudar a que más ciudadanos se instalen en nuestro territorio. Siempre hemos considerado Madrid como la décima provincia de Castilla y León, creemos que nuestra cercanía nos puede aportar muchas ventajas en la atracción de inversiones, turistas y teletrabajadores. No podemos hablar de Madrid en términos de rivalidad o enfrentamiento, nos parece un error. Queremos que Castilla y León se convierta en un territorio atractivo a la inversión, para innovar, visitar y vivir.

Nosotros estamos trabajando en un modelo de desarrollo del medio rural, que tiene como objetivo dar más protagonismo a los territorios. Creemos en una España políticamente centralizada al nivel de competencias y administrativamente descentralizada, para que la administración esté más cerca de las personas. Creo que el Estado de las Autonomías, que fue concebido de buena fe, ha fracasado. Si se trataba de descentralizar, de dar vida a los territorios, lo que se ha logrado es que únicamente Madrid y otras pocas ciudades adquieran protagonismo. En particular, a Castilla y León nos ha discriminado, porque somos una región leal a España en su conjunto y hemos visto cómo se nos ha discriminado presupuestariamente y en otros órdenes, en beneficio de ciertas regiones que han ejercido el chantaje sobre los gobiernos nacionales de todos los partidos. El Título VIII de la Constitución, referido a la Organización Territorial del Estado, debe ser replanteado para dar respuesta, entre otros, a nuevos retos.

Hoy las estrategias de comunicación son muy importantes, y sería interesante conocer tu visión sobre su potencial y, en particular, de vuestra relación con el cuarto poder, la prensa y los medios de comunicación. Vuestra presencia parece pionera en las redes sociales, y parece que os permite mantener una comunicación más directa con vuestros seguidores.

Es indiscutible que la prensa tiene un posicionamiento mayoritariamente cercano a los postulados de las llamadas izquierdas. Yo estoy haciendo un esfuerzo para tratar de popularizar un nuevo término, regresista, que sustituya el calificativo progresista. Veo una izquierda con un concepto de libertad mal entendido, que ha olvidado cuál era su concepción original sobre la defensa de los trabajadores y la conciencia social, una izquierda que en lugar de querer que haya más industria y mayor desarrollo económico, ha adoptado la defensa del medio ambiente como excusa para el decrecimiento económico de Europa, en beneficio de otras partes del mundo.

Considero que los medios de comunicación están, en gran medida, secuestrados por grupos regresistas, entre los que se incluyen algunos partidos políticos. El hecho de que los medios de comunicación sean tan dependientes de las administraciones públicas les resta libertad. En una cena-coloquio del Colegio, escuché a un director de periódico decir que uno sólo puede ser libre si es rentable. Actualmente la prensa tiene un problema de rentabilidad, y su dependencia de las administraciones públicas les convierte en cautivos de aquellos gobiernos que los riegan con subvenciones y contratos para obtener rédito mediático.

Desde nuestra entrada en el Gobierno estamos tratando de frenar esa tendencia, hemos reducido significativamente los gastos que las Consejerías destinaban a publicidad institucional. Estamos centrados en que la publicidad institucional esté más enfocada al retorno que genera, limitarla a la que resulta imprescindible para la salvaguarda del interés público o el correcto funcionamiento de los servicios, y se me ocurren como ejemplos las campañas de vacunación o de promoción turística.

Yo hablo para los medios de comunicación todos los días, pero no se oye todos los días lo que yo digo. Muchos medios de comunicación mutilan nuestras declaraciones para tratar de proyectar una imagen incendiaria. No nos gusta, pero lo que no queremos es tener que hablar al dictado de nadie. Yo he entrado en política para defender unas ideas y las defiendo sin complejos.

Estoy convencido de que había millones de españoles esperando que alguien lo hiciera y debemos seguir así. Algunos partidos políticos, por querer acomodarse a los dictados de otros, acabaron siendo fagocitados. Nosotros somos un proyecto político relativamente nuevo, distinto a los demás y queremos seguir así. Nuestra relación con los profesionales de los medios de comunicación, que muchas veces no gozan de la libertad que merecerían, es de total respeto. Lo que ocurre es que el respeto debería ir en doble dirección, y cuando algún medio de comunicación trata de retorcer el mensaje para estigmatizarnos es cuando nosotros nos tenemos que defender.

Es indudable que el cuarto poder influye mucho en los votantes, pero también es cierto que ha surgido una herramienta muy útil y poderosa, las redes sociales, gracias a la que tenemos una interlocución directa con nuestro público y muestran nuestras intervenciones y nuestra actividad diaria íntegramente. Es muy reconfortante, porque muchas veces vemos que nuestra actividad política en positivo no despierta la atención de los medios de comunicación generalistas, que únicamente quieren ofrecer una imagen caricaturizada de VOX, y, sin embargo, gracias a las redes sociales nuestros seguidores pueden conocer nuestra acción política.

Otra escena de la entrega de la beca, acompañado por el presidente de la ACdP Alfonso Bullón de Mendoza.

Parece evidente que vivimos un clima de crispación, de enfrentamiento, con posiciones cada vez más polarizadas en la sociedad. ¿No piensas que esta tendencia puede abocar en la desafección política de la población?

Lo primero que me gustaría poner de manifiesto es que el clima de crispación no lo hemos generado nosotros, existía cuando se inició este proyecto político. Ni yo a título personal ni VOX como partido nos sentimos responsables. En Madrid hemos visto los escraches a Cristina Cifuentes, a Soraya Sáenz de Santamaría y tantos otros. En España ha habido asesinatos políticos hasta antes de ayer. Muchas veces se pretende atribuir a VOX algún tipo de responsabilidad por la crispación política y yo, honestamente, creo que no la tiene. Sí que es verdad que hay quien quiere atribuirle cierta crispación, sobre todo cuando rescata debates que estaban cerrados y que no les interesa abrir. Pienso que es precisamente la sociedad la que determina cuáles son los problemas que le preocupan. Nos dicen, por ejemplo, que la violencia de género era un tema superado y que hay un consenso y un pacto de Estado, pero las cifras no engañan, hay multitud de hombres inocentes que ven cómo una ley injusta erosiona sus garantías procesales y ha roto sus vidas personales y familiares. La normativa ha sido un fracaso absoluto y no ha acabado con el problema de la llamada “violencia de género”. Es más, las cifras comparadas con otros países demuestran que España no tiene un problema específico de la denominada “violencia de género”, mientras que sí ha tenido un grave problema de terrorismo político, que desde el poder establecido se pretende silenciar.

Pero este es sólo uno de los ejemplos, el medio ambiente y la acción del hombre para determinar el clima, u otras cuestiones como la protección que merece el derecho a la vida, son debates que las fuerzas mayoritarias habían dado por cerrados y que parte de la sociedad demanda que se reabran. Nosotros no vamos a renunciar a seguir poniendo temas sobre la mesa, con toda serenidad, con respeto y responsabilidad, sin duda, pero también con contundencia. Y toda censura o silenciamiento se va a chocar contra un muro.

Este método de dar por superados temas que no interesan políticamente no es nuevo ni original, se enmarca dentro de lo que ya se ha bautizado como la cultura de la cancelación: el sistema determina verdades oficiales y decide qué temas se pueden abordar y cuales silenciar, sobre qué se puede dudar e incluso de qué se puede opinar. Yo creo en la libertad de pensamiento y la libertad de expresión, con el límite del respeto a los demás, pero es evidente que hay intereses y grupos de presión que tratan de determinar los temas sobre los que no se permite hablar por canales oficiales. Y eso también es censura.

En cuanto a la desafección, creo que nuestro votante, una vez que ha tomado la decisión de acercarse a nosotros, es muy distinto al de los demás partidos. Me da la sensación de que otros votantes lo hacen por costumbre o por trayectoria social, pero no lo hacen con demasiado entusiasmo. Sin embargo, a nuestros votantes, cuando nos los cruzamos por la calle, se les ilumina la mirada. Hay una esperanza muy grande depositada en nosotros. Sabemos que todavía estamos en una posición minoritaria, pero no renunciamos a que el proyecto crezca, hasta ser un proyecto hegemónico, como ha ocurrido en otros países. Yo creo que hay modelos de sociedad alternativos, en los que la familia vuelve a jugar un papel importante, que recuperan soberanía industrial y energética, que recuperan poder de decisión. Nuestro reto es que no se produzca dicha desafección, y trabajamos para ello.

¿Qué cuestión de las que están sobre la mesa en este momento te preocupa especialmente?

Tenemos muchos retos sobre la mesa, y creo que la cuestión catalana es uno de los importantes, sobre todo porque el juego de las mayorías que ha conformado el Gobierno, determina otras muchas políticas, como son la familia o el empleo y la misma unidad de España. El gobierno de la nación está apoyado por partidos separatistas y golpistas y ha sentado las bases para un próximo golpe de estado: ha despenalizado la sedición y ha desnaturalizado la malversación de fondos públicos. Mi preocupación es que cuando se repitan los hechos que ya conocimos, el Estado de Derecho va a tener menos herramientas para defenderse.

Bien es cierto que cuando he estado en Cataluña he notado cierto cansancio con respecto al separatismo. Hay una Cataluña que se siente muy catalana y quizás no tiene un gran sentido nacional español, pero que quiere pasar página. También hay muchos catalanes que se sienten catalanes y españoles con naturalidad y que ven que necesitan un partido que vaya a defenderles sin medias tintas y con contundencia. Cataluña tiene problemas muy graves, la fuga de empresas, la okupación o la seguridad ciudadana son algunos. Y muchos ciudadanos, que inicialmente no simpatizaban demasiado con nosotros, al ver que sí damos una respuesta a sus principales problemas del día a día, no a problemas inventados por el separatismo, se están aproximando a nuestros postulados.

 

Hablemos de la juventud, de sus valores. ¿Cuáles crees que son actualmente los grandes referentes de la juventud? ¿Cuáles eran los tuyos?

Mi referente absoluto es mi padre, le admiro y siempre he querido ser como él. A veces se menosprecia a la juventud, es inevitable generalizar y muchas veces sirve para poder realizar síntesis, pero yo creo que conviven distintos tipos de jóvenes. Por un lado, la juventud de cristal, sensible a todo, que se queja y sufre por todo. Ahora nos hablan de que hay un nuevo problema entre la juventud, la denominan ecoansiedad. Hay jóvenes que se preocupan por todo, pero que no aciertan a ocuparse de nada. Junto a esos, afortunadamente una minoría, también hay una juventud que inspira confianza, comprometida, ocupada, dispuesta a trabajar para prosperar, que ejerce la cultura del esfuerzo, se prepara, estudia y lleva una vida sana; es solidaria y está dispuesta a mejorar su futuro y el de la sociedad.

Yo creo que los jóvenes tienen que tener referentes y uno es la generación de nuestros abuelos. A ellos les tocó vivir épocas muy duras, de guerra, hambre, incultura, incluso analfabetismo y, con trabajo y esfuerzo transformaron la sociedad. Eso sí, se quejaban mucho menos de lo que nos quejamos ahora, hoy se vive en un perpetuo lamento. La esperanza es que haya un futuro con respeto a la tradición, hay que saber de dónde viene uno para decidir a dónde va.

En este punto creo que procede traer aquí un discurso que hice en la catedral de Palencia, que tuvo mucho éxito en su momento, en el que señalé que estamos ensayando una primera sociedad sin Dios. Dios ha dejado de jugar un papel en la esfera pública, por supuesto, pero también en la individual. Somos personas con cuatro estancias, la física, la mental, la emocional y la espiritual. Y entre todas hay vasos comunicantes, tenemos que airearlas y cuidarlas todas. Hoy la espiritual está amordazada y esto hace que se resientan las demás. No es necesario apuntar aquí los desequilibrios emocionales de los que los medios se hacen eco todos los días.

La realidad nos está demostrando que cuando desaparece la espiritualidad de nuestras vidas se generan nuevos credos, las personas los necesitan para dar sentido a sus vidas, y así surgen los nuevos sucedáneos de Dios, la ideología de género, el feminismo radical o el fanatismo climático. Todo, en su justa medida es saludable, llevado al extremo se convierte en un problema.

Pienso que tener conciencia, referentes históricos y sentir un referente espiritual, nos ayuda a ser mejores, a prosperar y a hacer que la sociedad también avance. Conceptos como el respeto, la solidaridad, el amor al prójimo, el sabernos poner en el lugar del otro, el valor del compromiso, que conlleva cumplir lo pactado, y el honor, son valores que, en mi código de conducta, deben guiar la actuación de las personas.

Juan García-Gallardo en una reciente cena-coloquio en el Mayor.

Cuando dices que la generación de los abuelos debería ser nuestro referente, recordamos un discurso que pronunciaste en el acto de entrega de becas paulinas, quizás en 2012, en el que narraste la historia de tu abuelo. Fue realmente conmovedor y nos hizo pensar lo mucho que debemos a nuestra familia.

Precisamente lo he recordado esta mañana, de camino al Colegio. Aquel día se cumplían seis meses de su muerte y me hacía mucha ilusión citarle, era un homenaje que le debía y que se merecía. Mi abuelo vivió una infancia y juventud difíciles, muy difíciles. Y con gran esfuerzo, estrategia y sacrificio supo sobreponerse y, trabajando mucho, sacó adelante una amplia familia que le recuerda con devoción. Ese es, creo, el ejemplo en el que yo me fijo.

 

Sí, nos lo dejaste muy claro en aquel acto de entrega de becas colegiales, y lo llevas siempre como referente. ¿Se te ocurre algún otro lema o principio que quieras compartir con los colegiales?

Pues precisamente el lema del Colegio: “Sed señores de vosotros mismos y para los demás”. Este es también uno de los guías de mi vida. Ser honesto contigo mismo, no puedes caer en la autosuficiencia de creer que vives aislado, cada una de las personas que nos rodean requiere que aportemos lo mejor que tenemos. Entre todos, con nuestro grano de arena conformamos la sociedad, y de cada uno de nosotros depende que la sociedad sea más o menos justa.

El Colegio, desde su fundación, nos proporciona buenos valores. Pensemos que, tal y como reza la placa que está en nuestra fachada, se fundó “para formar a hombres íntegros con capacidad de dirección y agudo sentido del bien común y de la justicia social”. Este objetivo me acompaña en todas las decisiones que tomo y, por cierto, lo cité en el primer mitin que ofrecí en mi vida, en Valladolid.

No me atrevo a dar recomendaciones, porque cada uno es él y su circunstancia, como diría Ortega, pero me gusta compartir mi convicción de que vivir en sociedad requiere de la colaboración de todos, que se necesitan todas las manos y que hombro con hombro se multiplica la fuerza. Con demasiada frecuencia se demanda al Estado, a la sociedad o a las instituciones que nos resuelvan los problemas, pero nosotros también podemos resolver algunos. Durante un tiempo está muy bien hacer proselitismo político, yo lo he hecho hasta hace poco, pero también hay que dar pasos, pasar a la acción, cada uno en su ámbito, hacen falta muchas personas en primera línea. Si se tiene una vocación no hay que tener miedo, hay que dar pasos al frente, arriesgar, aportar, merece la pena. Y lo digo yo, a pesar de los sinsabores propios que conlleva esta actividad.

Sí que me gustaría compartir con los nuevos colegiales las ventajas de aprovechar al máximo su paso por el Colegio. A veces se nos pasa la vida ignorando que somos tiempo, que somos lo que hacemos con nuestro tiempo. Yo hice todo lo que pude, estudié, participé en el teatro, jugué al rugby, montamos el equipo de debate, hice grandes amigos, participé en fiestas, viví amores y desamores y, aun así, me queda la sensación de que podría haber exprimido aún más la experiencia. Es una etapa única que se echa de menos desde el momento en que termina.

Y, sobre todo, yo creo que hay que tratar de ser la mejor versión de uno mismo, lo que supone ir construyéndose, el hombre no nace, se hace. Hay que intentar ser el mejor yo para crear una mejor sociedad y reforzar los lazos colectivos. El estudio, este ambiente colegial, el deporte, las lecturas, las actividades culturales, las actividades solidarias, las cenas coloquio, todo lo que propicia y estimula el Colegio va dirigido a hacer buenas personas y bien preparadas. Y la sociedad necesita de estas personas en todos los ámbitos, el familiar, el cultural, el económico y, por supuesto, el político.

 

Nos tememos que, debido a tus obligaciones, estarás leyendo menos de lo que te gustaría, eras un gran lector. Conscientes de que los libros nos despiertan y estimulan nuestro talento, es tradición terminar este encuentro compartiendo aquellas lecturas y películas que te han gustado, que te han marcado y que pueden ser una buena recomendación literaria.

Para un colegial del San Pablo, que viene a Madrid desde un entorno social diferente y que puede tener la tentación o correr el riesgo de adaptarse a la vorágine madrileña, puede ser interesante leer Feria, de Ana Iris Simón. Una novela de autoficción que ha suscitado una gran polémica y que nos cuenta una historia de trabajo y humildad, de clases sociales, del mundo rural, de desierto demográfico y muchos más temas de actualidad, reivindicando las raíces y el valor de la familia. Para mí es toda una declaración de intenciones.

Una de mis películas favoritas es Big Fish, de Tim Burton, hace poco la he vuelto a ver y, a pesar de su marcado surrealismo, es posible extraer una buena moraleja. Para mí contiene una gran lección de vida que he tratado de poner en práctica siempre que ha sido necesario. Cuando el protagonista se enamora de una mujer hace todo lo posible por conquistarla, no escatima medios ni recursos. Yo también actúo así. Si te marcas un objetivo, hay que darlo todo.

Y hasta aquí este encuentro sincero, generoso en confidencias y salpicado de recuerdos y anécdotas. Este es Frings, aparentemente con todo en contra, pero que cuenta con su propia voluntad. Una voluntad firme y comprometida, que le ha llevado a elegir una labor difícil y muy expuesta. Nos dice que no trabaja por dinero ni por vanidad, que le mueve su compromiso con el servicio público y su firme decisión de trabajar por lo que cree. Sabe que para alcanzar un propósito hace falta mucha perseverancia y tenacidad, y él está dispuesto a trabajar duro.

No retrocede ante las dificultades, al contrario, su firme decisión está cimentada en el principio del trabajo y la abnegación, convencido de que es útil todo lo que nos ayuda a hacernos mejores. Piensa, como Nietzsche que en lo fácil está el error. Y él ha elegido un camino arduo.

Cree en la eternidad y en la transcendencia y cree que una vida exigente y comprometida, dedicada a los demás, tiene mucho más sentido que una vida acomodada. Practica la disciplina del espíritu, el cuidado del cuerpo y la formación del sentimiento.

Nosotros siempre hemos valorado su interés y dedicación a la cultura. Su capacidad de estudio, carisma, memoria y vitalidad, su dominio de los idiomas, su empeño en organizar espacios de debate y obras teatrales. El escenario nunca le ha intimidado porque piensa que lo que importa en la vida no es el aplauso, lo importante es tener el valor necesario frente a la incertidumbre del éxito

Sabemos que para Frings un principio básico de convivencia es el respeto y coincide con Goethe en que la civilización es un permanente ejercicio en el respeto. El respeto a lo divino, a la tierra, al prójimo y, por ende, a nuestra propia dignidad.

Otra escena del Encuentro, esta vez en la recepción del Mayor.

«Si se tiene una vocación no hay que tener miedo, hay que dar pasos al frente, arriesgar, aportar, merece la pena»