Con su fichaje en el Real Madrid, Pérez-Payá se hace internacional. Estuvo en el equipo de 1953 a 1957, unos años decisivos para el equipo, en los que participó en dos copas latinas y en las dos primeras Copas de Europa. ¿Cómo vive este empacho de éxito un joven español, en los años 50, aclamado aquí y en el extranjero?
Son vivencias emocionantes, determinantes. Fui seleccionado tres veces y jugué dos partidos internacionales con la selección absoluta, uno contra Francia y otro contra Inglaterra. En aquella época ser internacional estaba muy caro puesto que había muy pocas competiciones entre selecciones.
Con el Real Madrid jugué muchos partidos internacionales, ya que casi todos los años jugábamos la Copa de Europa y viajé también dos veces a jugar la Copa Latina. En todo caso, no sentía tantas diferencias sociales cuando viajábamos al extranjero como cabría esperar.
Alfredo Di Stefano era un hombre excepcional. Es cierto que tenía un carácter especial, pero era una persona única, con estrella. Era un auténtico líder, trabajador y carismático. Mantuvimos la relación después de abandonar el equipo, igual que con Gento, de quien soy vecino y amigo.
Tengo muy buenos recuerdos de mi época como futbolista. Todos son alegres, positivos y enriquecedores. Lo que más prestigio me dio como futbolista fue ganar las Copas de Europa de los años 50. También considero que el Madrid cobró la relevancia que tiene a día de hoy gracias a esos mismos títulos.
Y en la cumbre del éxito, reconocido, aclamado y con futuro, joven y con la seguridad que da tener una oposición aprobada y un puesto en propiedad al que puedes volver en cualquier momento, Pérez-Payá abandona el fútbol. Y no lo hace como algunos toreros, que se van, respiran hondo, se oxigenan, ponen en práctica otros negocios y anuncian de nuevo el retorno. No, Perez-Payá no vuelve a calzar botas, se entrega al servicio público y proyecta su carrera profesional en la Administración Pública. Sólo más adelante acepta tareas de asesoramiento en el CD Castellón y de directivo en la Federación Valenciana de Fútbol. Y, mucho después, también la Real Federación Española de Fútbol contaría con sus servicios. Pero de eso hablaremos más adelante, ahora interesa conocer las razones por las que, a una edad tan temprana, con solamente 28 años, y mucho futuro por delante, se retira del fútbol.
Hay una razón de peso, que muchos no comprenden, pero que en mi concepción de la vida y de la carrera profesional, me hizo verlo muy claro. En 1957 decidí ejercer mi profesión como Delegado Provincial de Trabajo de Castellón. Ser futbolista no era lo que es hoy, y mi aspiración tras haber estudiado una carrera y ganado una oposición, era hacer carrera en la Administración. Afortunadamente, muy poco después, en 1963 me ofrecieron el cargo de Subdirector General de Trabajo y Seguridad Social del Ministerio de Trabajo, es decir, la segunda autoridad en la institución en toda España, y hacerme cargo de esa responsabilidad, teniendo únicamente 34 años, era un reto y una posición verdaderamente importante.
Ser funcionario del Ministerio era compatible con ser futbolista, pero un cargo de tanta responsabilidad no, así que tuve que elegir. En la vida siempre hay que elegir, y hay que arriesgar; es lo más difícil, pero también es lo que determina nuestro carácter y nuestro futuro. Y como digo, creo que la elección fue correcta y la apuesta salió bien.
Abandonar el fútbol fue, sin duda, una importante renuncia, estando además físicamente al cien por cien, pero implicaba acceder a un cargo de enorme responsabilidad, lo que consideré que sería muy positivo para mi carrera profesional. Es cierto, me habría gustado seguir jugando al fútbol unos cuantos años más, el equipo quería que siguiera y yo me encontraba en perfecto estado físico, pero había que elegir y no tengo ninguna pena por la decisión que tomé. La posibilidad profesional que se me ofreció era muy importante y en el mundo del fútbol ya había ganado todos los títulos que podía ganar.
Yo siempre había tratado de ver mi vida con cierta perspectiva de futuro, por eso fui estudiante universitario y opositor, jugando como amateur y renunciando a contratos más importantes. Ese mismo sentido de la responsabilidad fue el que me llevó a renunciar a mi carrera futbolística cuando tuve la posibilidad de acceder a un cargo importante de cara a hacer carrera en la Administración.
Y yo creo que el tiempo me ha dado también una gran satisfacción, ya que el sistema actual del llamado Estado de Bienestar está basado en los pilares de la Seguridad Social, fomentada por la Ley de Bases de la Seguridad Social de 1963, que trajo bienestar y confort a la sociedad. No sólo desde el punto de vista sanitario, también se implantó el sistema de pensiones, que antes era impensable y gracias al cual muchas personas, incluido yo mismo, podemos vivir con dignidad. En aquel momento se apostó por ese sistema, novedoso en el mundo. Me siento orgulloso de haber participado en su implantación y el tiempo ha demostrado que fue un modelo de éxito.
El 22 de septiembre de 1970, accedió a la Presidencia de la Real Federación Española de Fútbol, Una época polémica, con luces y sombras. ¿Qué le gustaría destacar de esa experiencia?
Siendo presidente D. Pablo Porta, yo ejercía como vocal de la Federación Española de Fútbol y en un momento dado la Junta Directiva me ofreció la Presidencia, cargo que ejercí durante cinco años.
El seleccionador bajo mi mandato fue Ladislao Kubala, a quien yo nombré. Habíamos sido compañeros y tenía plena confianza en él. Era un apasionado del fútbol y eso le hacía ser un gran entrenador.
Fue una gran responsabilidad y un gran honor, pero tengo que reconocer que me supuso un importante desgaste personal. Como es de sobra conocido, hubo un cierto sector de la prensa que me atacó durante todo mi mandato. No sé cuál es el origen de esa antipatía, porque considero que siempre he sido muy sencillo y accesible. Afortunadamente los ataques nunca fueron a mayores y, a diferencia de lo que ocurre ahora con otros profesionales, nunca atacaron mi vida personal, así que no hizo falta emprender en ningún momento acciones legales. Creo que la presión de la prensa en el mundo del deporte, por lo menos en aquel momento, no influía sobre las decisiones de los deportistas o los clubes, así que yo seguí contra viento y marea.
También he colaborado en labores de representación corporativa con el Madrid en actos oficiales en los que participaba la entidad en distintas provincias de España. Estuve muchos años ejerciendo esas funciones.
Tengo más que suficiente con lo que he llegado a hacer en la vida. La posición que más relevancia me ha dado ha sido, sin duda, la de Presidente de la Federación Española de Fútbol, gracias a lo cual participé en reuniones muy importantes y tuve la posibilidad de acceder a decisiones y a influencias del más alto nivel.
Cuando llegamos a este punto ambos notamos que está cerrando un ciclo, que da a sus recuerdos un espacio y un tiempo. Le cambia el semblante y vienen a su mente momentos personales, familiares, que le hacen todavía más cercano. A nuestro alrededor todo es amabilidad y atenciones. El personal del restaurante se aproxima con frecuencia inusual, con respeto y cariño. Se percibe que es un cliente querido y admirado, al que están acostumbrados a ofrecer un trato exquisito. En esta atmósfera intimista que nos envuelve, y ya en los postres, nos habla de su familia, de lo divino y de lo humano.
Yo conocí a mi mujer en el club de tenis de Valencia, ya estaba retirado del fútbol y yo era amigo de su hermana mayor, que un año fue fallera mayor de las fiestas de Valencia.
Tuve cinco hijos, y he sufrido la tremenda desgracia de perder a dos de ellos. Uno a causa de un accidente de tráfico, delante de mis propios ojos, algo terrible, un coche se saltó un paso de peatones y le provocó la muerte. También a una hija, a causa de una enfermedad, siendo muy joven. Es muy complicado recuperarse del fallecimiento de un hijo, no podéis ni imaginar lo que es perder a dos.
Mi abuelo materno fundó una empresa de papel de fumar en Alcoy, que posteriormente dirigió mi familia. Pero en aquella época lo habitual era que fuera un hombre quien estuviera al frente de una empresa, por lo que fue totalmente natural la transición de mi abuelo a mis tíos y mi padre, sin que mi madre tuviera ningún tipo de participación.
Las relaciones entre hombres y mujeres han cambiado radicalmente, creo que la eliminación de la segregación en la educación ha sido lo que más ha contribuido a ello. Antes éramos mucho más vergonzosos y las relaciones, por lo menos al principio, se llevaban mucho más en secreto.
No tenemos previsto hablar de política con un futbolista, bastantes tertulias hay en las que se aborda la actualidad, pero las épocas en las que le tocó vivir y sus experiencias en puestos de tanta responsabilidad en la Administración General del Estado y en la Federación, hacen inevitable abordar ciertos paralelismos. Estamos ya alargando la sobremesa y no queremos agotarle, pero nos confiesa:
Desde mi posición en el Ministerio, yo no viví el cambio de régimen con incertidumbre. Dentro del Ministerio había un protocolo que determinaba cómo iba a ser la transición tras la muerte del General Franco, por lo que nunca sentí demasiada inquietud. Aunque no sea políticamente correcto, y con la perspectiva que da la distancia, creo que hay que resaltar que bajo aquel régimen la elección de los dirigentes se hacía en base a criterios de capacidad, lo que implicaba que los responsables de la administración eran personas de mucho nivel demostrado. Sin embargo tengo la sensación de que los criterios ahora no son los mismos, y ello se refleja en los resultados de la gestión pública.
En cuanto a la corrupción, no considero que ahora el deporte sea más corrupto, ni desde el punto de vista del dopaje ni siquiera del amaño de partidos, que tan en boga está hoy en día. Lo que ocurre es que afortunadamente ahora existen muchísimos más mecanismos de control de los que ha habido en ningún momento, lo cual contribuye a que todos los escándalos se desvelen antes y se difundan con mucha más facilidad.
Con 88 años algo nos quiere decir también sobre el paso de la edad. Es un momento muy especial, hay facultades limitadas, hay muchos recuerdos y pocos proyectos. A veces los recuerdos no son completos y hay lagunas que generan incertidumbre, incomprensión, añoranza. Es importante sentirse satisfecho con lo que uno ha hecho. La vejez se sobrelleva mejor, te puedes recrear en los logros, en las veces que alguien te necesitó y te tuvo, en los problemas que evitaste y en las soluciones que diste; en todo lo que también has recibido. Ante la pregunta de cómo trata esta sociedad a las personas mayores, no duda:
Ni bien ni mal, esta sociedad nos tiene aparcadas a las personas mayores. Aunque tampoco creo que sea algo que haya cambiado, es inherente a la condición humana. Las personas mayores quieren descansar y los jóvenes, que llevan otro ritmo, no les prestan demasiada atención.
Es este momento el que hace que sintamos cierto desánimo. Tenemos ante nosotros un potencial humano extraordinario, un ejemplo de vida, un referente. Y aunque a él se le ve satisfecho, percibe la distancia de la sociedad, y lo asume como algo inevitable, algo que ha sido y será. Son confesiones que invitan a la reflexión.
Nos quedamos con su energía y vitalidad, con su capacidad de trabajo, con esa convicción, que comparte con Einstein, de que el estudio y el trabajo en su vida no han sido una obligación, sino una oportunidad para penetrar en el mundo del saber. Con esa fuerza motriz, que es su voluntad, la que le ha permitido abordar retos difíciles y renuncias importantes. Con esa actitud que ha hecho de la excelencia un hábito. Y, ya se sabe, somos lo que hacemos.
Gracias Don José Luis