CICLO DE POLÍTICA INTERNACIONAL

CENA-COLOQUIO CON MARZENNA ADAMCZYK, EMBAJADROA DE LA REPÚBLICA DE POLONIA

Visiones de Europa en Polonia

En un momento clave para el futuro de la Unión Europea, el día 11 de marzo tuvo lugar una nueva sesión del Ciclo de Política Internacional, en una cena-coloquio, que resultó altamente interesante, con la Embajadora de la República de Polonia Marzenna Adamczyk, precedida de una brillante disertación de la misma con el título “Visiones de Europa en Polonia”.

Dado el interés de su contenido, se resume a continuación algunos de los aspectos y temas abordados por la Embajadora.

“En el siglo XVI España y Polonia tenía unas relaciones intensas, nuestros países eran los imperios más importantes de Europa, pero sin embargo no eran enemigos al no compartir fronteras ni ámbitos de expansión comercial. De hecho, por estas fechas se registra en Polonia el estereotipo español cuyo ejemplo es un diario de peregrinación de un noble polaco que iba a Santiago de Compostela, cuyo nombre por desgracia no conservamos. En él, el autor realiza una apología de lo español, de los milagros, de las vidas de santos… ciertamente sus páginas destilan cierta envidia por la riqueza de España, marcada por experiencias como la vivida en Sevilla, lugar en donde tuvo la suerte de ser testigo del desembargo de la flota, o en Toledo, donde al intentar comprar una espada tuvo que desistir por su exorbitante precio. Los productos españoles tenían prestigio en Polonia, comerciando con elementos tan exóticos para la época como los cítricos, que llegaban a mi país metidos en arena, o a la inversa, nosotros aportamos madera para la construcción de la Armada Invencible. También tuvimos una reina española, Bona Sforza de Aragón, hija de Gian Galeazzo Sforza e Isabel de Aragón, segunda esposa de Segismundo I Jagellón (reg. 1506-1548). Bona Sforza introdujo la moda española en Polonia, rechazada en la corte por ser para la nobleza símbolo del absolutismo, mismo motivo por el que tampoco los jesuitas tuvieron al principio una buena aceptación.

A finales del siglo XVIII mi país desapareció de la escena política, su territorio fue dividido entre Austria, Prusia y Rusia; recobrando nuevamente nuestra independencia tras la I Guerra Mundial. No obstante, ni siquiera durante este periodo cesaron los contactos entre los españoles y los polacos, participando algunos de mis compatriotas comandados por Jan Kozietulski en la batalla de Somosierra del lado de Napoleón o posteriormente en las guerras carlistas. Tras la I Guerra Mundial comenzó en Polonia un proceso de construcción nacional, tras una etapa de dominación extranjera en la que la cultura polaca tan solo se había visto apoyada por la Iglesia Católica. Algo parecido a lo que ocurrió tras la II Guerra Mundial y las dos ocupaciones brutales que sufrimos. Recordemos, por ejemplo, cómo los nazis se ensañaron con Varsovia, destruyendo la ciudad piedra a piedra, cuya posterior fidedigna reconstrucción, realizada en base a fotografías y pinturas antiguas, le ha valido la consideración de Patrimonio Mundial desde 1980.

En cuanto al aspecto económico interesa señalar que, hacia 1953, el PIB polaco y el español eran similares, sin embargo, para 1978, fecha de la elección de Juan Pablo II, nuestro PIB había retrocedido, prueba manifiesta del absurdo de aquel sistema económico. San Juan Pablo II marcó una época y su mensaje “no tengáis miedo” realmente animó a la libertad. Esto, junto con el movimiento de Solidaridad (Solidarność en polaco) que comenzó en 1980, supuso el inicio del camino hacia la libertad definitiva, no solo de Polonia, sino de toda Europa.

Por aquel entonces en Polonia registramos tasas de inflación de hasta el 600%. El país estaba atrasado económicamente y nuestra agricultura parcialmente colectivizada. Una de las primeras medidas del primer gobierno democrático fue decretar el cierre de estas granjas… sin embargo, no se tuvo en consideración lo importante que era el cambio de mentalidad. La gente que estaba acostumbrada a vivir dentro de un Estado “padre”, que lo sabe todo, lo decide todo y en el que el individuo no debe pensar autónomamente, no estaba preparada para el cambio y así quedó patentemente manifestado cuando los trabajadores de aquellas granjas rechazaron mayoritariamente asumir la propiedad de la tierra y los instrumentos de labranza que se les ofrecían gratis. Hoy eso extraña, pero lo que ocurría, simplemente, es que lo que ellos deseaban es que volviera la gente que decidía por ellos. Hoy se cumplen treinta años del cambio, una transición que también supuso la creación de los bancos comerciales… seguida de unos años de capitalismo salvaje. Otro factor a considerar es el paro, que tras el cierre de las granjas colectivas creó zonas deprimidas con hasta un 50% de población desempleada. En definitiva, hubo que hacer reformas, y muchas de ellas fueron dolorosas, pero no es menos cierto que durante los años 90s registramos una buena tasa de crecimiento, ingresando en la Unión Europea en 2004 de un modo muy entusiasta.

Hoy, la sociedad polaca es heterogénea, aunque mayoritariamente constituida por habitantes de pueblos y aldeas, pues en las grandes ciudades vive solamente alrededor de un 20% de la población. Asimismo, también tenemos inmigrantes ucranianos, bielorrusos, vietnamitas, hindues, y de manera minoritaria georgianos y chechenos, así como musulmanes tártaros descendientes de los que se establecieron en Polonia desde el s. XIV. Polonia es un país donde las prestaciones sociales son mucho menores que en la Europa Occidental y, cuando los campesinos polacos vieron en 2015 en sus televisiones los problemas generados a raíz de la crisis migratoria… tuvieron cierto rechazo y miedo. Por eso hay una derecha nacionalista que defiende “lo nuestro” como “lo seguro”. Próximamente tendremos elecciones a nivel europeo y nacional y PIS (Prawo i Sprawiedliwość), partido en el gobierno, sigue teniendo gran apoyo. El apoyo a PIS es mayoritariamente rural y hay que reconocerle que gracias a sus políticas ha sido posible desarrollar estas comunidades, por ejemplo, mediante subsidios a las familias de tal modo que pudieran “llegar a fin de mes” sin tener que endeudarse. Hoy, gracias a PIS, incluso llegan a pensar en vacaciones y pequeños viajes… Ahora corremos el riesgo de que los partidos comiencen a excederse en sus promesas electorales y esto turbe al votante polaco… Esto también se refleja en el debate en torno a la UE, a la que mayoritariamente se sigue diciendo sí en una sociedad de contrastes entre lo rural y lo urbano”.

En el coloquio intervino en primer lugar Javier Areitio, antiguo eurodiputado y ex-director de asuntos europeos de la CEOE, en relación al concepto europeo de solidaridad y las políticas redistributivas de la UE. También intervinieron el empresario Carlos Pascual que se interesó acerca de alguno de los personajes de la historia reciente de Polonia tales como Juan Pablo II y el presidente Lech Kaczyński y Pedro Arellano, con amplia experiencia en el sector de las telecomunicaciones, orientó la conversación hacia el común horizonte de posibilidades que el 5G puede suponer para economías como la española y la polaca. En cuanto a la integración europea, el letrado del Consejo de Estado Cristóbal Rodríguez preguntó acerca de la posición polaca sobre Europa de dos velocidades. También participaron en el coloquio, con preguntas incisivas e interesantes, respondidas con brillantez y extensión por la Embajadora, Pascual Cervera, Salvador Estevan, Pablo Fernández-Canedo, Aitor Errasti Martínez de Antoñana, Javier Cañas Aparicio, Francisco Javier Checa, Carlos Checa, Pablo Alvargonzález, Pedro García de los Huertos, Carlos Gregorio Hernández, José Manuel Varela y Alfonso de Zulueta y Sánchiz.

Cerraron las intervenciones David Rojo, coordinador del Ciclo de Política Internacional y Andrés Contreras, Presidente del Foro Mayor, agradeciendo ambos a la señora Embajadora su participación, afecto y cercanía.

Tras el café, acompañado de pierniki toruńskie, se finalizó brindando con Żubrówka, wodka polaco aromatizado con las mismas hierbas que comen los bisontes europeos salvajes, animales típicos en Polonia.