La profesión de banquero ha sido reputada y de prestigio, hasta objeto de deseo, diría yo. Hoy, para muchos parece que, junto con los políticos, podrían ser los culpables de todas las dificultades que nos azotan. ¿Cómo vives este cambio?
Yo soy muy feliz trabajando en la banca. Me gustaría que a los banqueros no se nos considerase personas sin escrúpulos, incluso alguno de los nuevos políticos nos tilda de criminales. Creo que son tópicos infundados.
Realizamos una función, la intermediación financiera, que existe desde la época de los fenicios y que sigue siendo necesaria en la sociedad actual. En todo caso, la tensión reinante conlleva que la profesión sea menos atractiva.
Sí que considero que ha habido gente que, beneficiándose de la profesión de banquero, ha realizado actuaciones ilícitas y se ha enriquecido injustamente, incluso que los banqueros hemos podido colaborar, con nuestra avaricia, a la formación y al agravamiento de la crisis, pero también creo que esa crisis ha permitido que esos vicios se corrijan por la vía de la regulación. A día de hoy los banqueros estamos absolutamente controlados.
Lógicamente el ideal habría que mantenerlo y consolidar una ética profesional. Confío en que, por esta vía, se termine de corregir y que pronto la profesión del banquero vuelva a estar bien considerada y la gente se dé cuenta de que se trata de una actividad necesaria.
Dada tu experiencia como director financiero de Caixa Galicia, ¿Qué papel consideras que ha tenido la politización de las cajas de ahorros en la crisis financiera en España?
Creo que en este punto se habla desde el desconocimiento. Igual yo también lo hago, ya que hablo desde mi experiencia en una única caja de ahorros.
Lo que sí puedo afirmar es que en Caixa Galicia no había ningún tipo de politización, lo que había era una falta de profesionalización en los órganos de gobierno, que es diferente. El Consejo y la Comisión de Control no estaban conformadas por personas profesionales y, probablemente, no ejercían correctamente la actividad de control y de fijación de criterios que corresponde establecer a dichos órganos.
Adicionalmente, el hecho de no encontrarse condicionadas por la obligación de conseguir capital en los mercados, les daba mayor margen de actuación para poder realizar actuaciones que, quizás, bajo una óptica empresarial, no se habrían llevado a cabo.
Confío en que las reformas introducidas y, en especial, el importante ejercicio de regulación implementado, contribuyan a corregir estas imperfecciones.
¿Cómo es el día a día en la gestión de un banco cuyo único accionista es un fondo de inversión como Apollo, conocido en el sector por ser un inversor extremadamente exigente?
Apollo es un accionista excelente. Como contrapunto a lo que comentábamos antes respecto a la falta de profesionalidad en los Consejos de determinadas Cajas de Ahorros, nuestro Consejo está formado por una mayoría de Consejeros independientes y los demás son dominicales, lo que implica que el nivel de exigencia y responsabilidad es máximo, y te asegura que la toma de decisiones, aun asumiendo que no siempre podrá ser correcta, tiene unas probabilidades de serlo superiores a las adoptadas por un consejo no profesional.
Apollo ha realizado su inversión en EVO para ganar dinero, lógicamente, pero su apuesta va más allá del corto plazo, ya que la inversión en entidades financieras puede ser muy positiva, sobre todo si la entrada se realiza en el momento adecuado, como es el caso. Independientemente de quién sea el titular del capital, el proyecto del banco es un proyecto basado en el largo plazo.
Entiendo que dinamizar el Foro Mayor San Pablo como lugar de encuentro entre antiguos colegiales puede resultar una iniciativa emprendedora. ¿Cómo lo valoras y qué plantearías para completar la actividad del Foro Mayor?
Me parece una labor fundamental. Como te comentaba antes, pasaron muchos años desde que dejé el Colegio hasta que volví a visitarlo. Considero que el Colegio es mucho más que el edificio y siempre he sentido que me ha acompañado a lo largo de todos estos años, a través de los compañeros con los que, de una forma u otra, he convivido, y de las experiencias sentidas.
Algunas de las empresas en las que trabajé tienen asociaciones de ex, y en algunos casos muy activas. Desarrollan para sus ex empleados una labor descomunal, con un valor tremendamente positivo.
Considerando el perfil de las personas que pasan por el San Pablo, a su Asociación de antiguos alumnos se le podría dar un valor similar. En todo caso, el principal problema que encuentro a día de hoy es que me parece bastante complicado identificar a los colegiales, a excepción, lógicamente, de aquellos que ya conocemos. Considero que hay que aprovechar el sentido de pertenencia que todos los paulinos tenemos del Colegio para identificarnos los unos a los otros.
Por ejemplo, es tremendamente sencillo identificar a un ex Mc Kinsey en cualquier foro, con las ventajas que ello puede conllevar. Por lo tanto, además de la organización de reuniones, encuentros o entrevistas, sería interesante la creación de un Directorio, que esté siempre actualizado. Podría ser un buen paso para conseguir los objetivos que nos planteamos.
Para terminar, confieso que mi experiencia en el San Pablo ha sido tan extraordinaria que fantaseo con que mis hijos, que aún no los tengo, puedan ser algún día paulinos. ¿Te ocurre a ti algo parecido?
Tengo un hijo y una hija. Mi hijo podría ser algún día colegial, pero es una decisión vital que habrá de tomar él mismo.
Lo que sí tengo muy claro es que si yo pudiera repetir la experiencia la repetiría, sin ninguna duda.